Morena y misteriosa como la noche elegante,
Inspiras sueños tejidos con corales y joyas vivas,
Así, en la aburrida tristeza de tus semejantes,
Colocas, vivaz y resuelta, la corona de luces de la vida.
La lágrima teme con horror tu camino
Y lo ruin, asustado, oculta sus pisadas,
Ya no brama orgulloso y ronco el fatal destino
Sino canta intentando pasar por un dulce arroyo de agua.
Al fin encontramos un ángel de naturaleza verdadera
Nosotros, aspirantes a ángeles,
Envueltos en harapos entendemos la cadencia de tus sedas.
Sintiendo nuestras espinosas cadenas hechas añicos
Y respirando un cielo que vemos por primera vez,
Sabemos que hemos presenciado una porción de lo divino.