- La Obra: “El sueño del Fevre”
En principio lo que más sorprende de esta obra es estar ambientada en el Misisipi, en los tiempos de los barcos de vapor y las ventas de esclavos. Es algo inusual para una novela de vampiros. Pero, aunque el lugar sea el mismo y el tiempo cercano, uno no espera ver por allí a Huckleberry ni a Tom descubriendo tesoros, en realidad uno no espera ver a un solo niño. El Misisipi de Martin no es como el de Twain. El de este último es una luz chispeante llena de juventud, pero Martin conjura espesas sombras y una profunda decadencia. Siendo el mismo río, cada uno lo impregnó de que llevaba dentro.
Los vampiros de este libro tienen cierta “coherencia” en cuanto a sus orígenes y a las leyes que rigen sus vidas. No son vampiros usuales, pero, por decirlo así, la cosa encaja y el resultado es bueno. No tiene el sinsentido de otras historias de vampiros como The Strain, donde estos seres se expanden continuamente hasta que, por lógica, no quede ni un humano. Ni sangre, claro. Es como una estúpida enfermedad que mata a su anfitrión en un plazo corto de tiempo y muere con él, cuando sería más provechoso parasitarlo para siempre.
En la obra de Martin, se soluciona de forma que los vampiros apenas pueden procrear y no pueden transformar a otros humanos, con lo cual su extinción es cuestión de tiempo. Lo cual crea una sensación de decadencia aun mayor, puesto que tratamos con los que quizá serán los últimos vampiros.
En cuanto a la trama, no quiero contarla mucho, ya que quien lee esto puede que nunca haya leído la novela. Solo decir que tiene buenos personajes, especialidad del autor, y una ambientación tan lograda que llegas a sentir cierta opresión.
Una novela muy recomendable desde mi punto de vista.
- El autor: George R R Martin.
Descubrí a este señor por un mail que me envió la librería Luces. Decía “el escritor George R R Martin nos visita no sé cuando a no sé qué hora” Más o menos. Yo pensé, ¿Y este nota? ¿Quién será? Entonces me acordé de Muerte de la luz, una novela que había leído de adolescente. Tampoco me había entusiasmado el libro así que no fui. Hoy me arrepiento.
Solo quería escribir las impresiones que me produce este autor de una forma breve. Lo principal en su forma de escribir es el impacto emocional que producen algunas de sus escenas. El sueño del Fevre las contiene y Juego de tronos rebosa de ellas. Yo creo que esto ocurre por su maravillosa capacidad de crear atmósferas que atrapan, eso provoca en el lector que viva la historia que le cuentan y multiplica el efecto de sus devastadoras escenas. Como Julian hablando con René Garoux, ambos sentados en su cama. O como la montaña y la víbora, de juego de tronos, combate traumático donde los haya.
Algunos lo critican porque estuvo muchos años en TV y se le ha quedado un deje de guionista. Es posible, pero no escribe como un guionista escribe como un maestro de la literatura. A veces extiende una poesía realmente cautivadora, aparte de sus descripciones, diálogos. El tipo brilla, aunque puede que sí, tenga un tic de escritor de series.
Me despido solo diciendo que también recomiendo a este señor barbudo con tirantes. No se puede negar que escribe bien.
FIN