Yojimbo, de Akira Kurosawa

–Por cierto ¿Cómo te llamas?

–Mira ahí. Para vosotros seré Kuwabatake, que significa campo de moras. Y de nombre Sanjuro, el que tiene treinta años, aunque ya voy para los cuarenta.

–Debes estar bromeando.

–Sanjuro Kuwabatake es un buen nombre para un don nadie.

¿Qué decir de esta película? Mucho se ha escrito y se ha hablado sobre ella y, aunque seguramente todo esto que yo traiga ya esté dicho, no puedo resistirme a comentarla. Ayer volví a verla, no sé cuántas veces van ya ni cuántas veces quedan. Podría hablar de los diálogos, que son una maravilla, de los planos o de la interpretaciones, podría hablar de tantas cosas… Pero tampoco quiero escribir una guía telefónica así que me centraré en el personaje.

En Sanjuro tenemos, en mi opinión, un personaje arquetípico, el cual bebe de personajes del western, como por ejemplo el que interpreta John Wayne en Centauros del desierto, pero va mucho más allá. Pule y refina la idea del mercenario individualista, que parece duro y desalmado, pero esconde un buen corazón. Es un personaje tan maravillosamente construido y atractivo que tuvo hasta una secuela, cosa muy rara en la filmografía de Kurosawa.

¿Qué decir de este tipo? Una vuelta de tuerca a los personajes del western, que, a su vez, volvería a influir sobre el propio género, y yo diría sobre el cine norteamericano en general. Así es como se enriquece el cine, con idas y vueltas, y, en realidad, cualquier disciplina artística. Pero éste no es el tema.

Sanjuro es un samurái errante, su oficio es matar, no sabe hacer otra cosa. Se mueve por Japón sin rumbo fijo (la escena inicial del palo es una delicia, sin una sola palabra, nos habla mejor del personaje que una larga conversación) intentando sobrevivir y buscarse la vida. Odia la debilidad y el patetismo, está endurecido por la guerra y las calamidades, pero no por ello se ha deshumanizado, aún conserva un núcleo de empatía, una cierta sensibilidad muy en el fondo de su corazón. Ésa es la principal contradicción del personaje, lo que lo hace tan atractivo en mi opinión. Y claro, todo eso envuelto en un film tan notable, no podría sino crear un clásico.

Sanjuro está de vuelta de todo, es difícil de sorprender, tiene “muchos tiros dados” como se dice en mi tierra. Su habilidad y su temple con la espada solo son comparables a su inteligencia y astucia. Es un superviviente nato. Pero ¿por qué es un samurái errante? ¿Huye de algo? ¿Es, simplemente, un aventurero? Sobre eso solo podemos especular. El hecho es que recorre un Japón decadente sin establecerse ni echar raíces.

Ya me estoy alargando, solo añadir que para mí es uno de los mejores personajes de la historia del cine. Porque crea un auténtico arquetipo, da tan bien en el clavo que sirve de inspiración a muchas obras posteriores. La interpretación de Mifune no hace sino potenciar aún más todo esto, creando un hito que será muy difícil de superar.

Espero que este texto guste a los que la han visto y a los que no, los empuje a ver la peli.

4 comentarios en “Yojimbo, de Akira Kurosawa

    • Buenas, Úrsula.

      De nada ^^

      Ésta es una película de acción realmente, hay enfrentamientos y luchas, pero hay mucho más. Las pelis de acción de ahora tienen más escenas espectaculares pero grandes carencias en todo lo demás.

      Si te interesa ver algún film de este director yo te recomendaría «Dersu Uzala», si es que no la conoces. Creo que sería más afín a tu sensibilidad. Kurosawa era un director muy psicológico, pero también muy sentimental. Hay otras películas como Barbarroja, Do-Des-Ka-Den o El ángel borracho que quizá podrían interesarte.

      Un abrazo y gracias por pasarte ^^

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