Hay que aprender a amar, Nietzsche.

Observemos lo que sucede en el campo de la música: primero hay que aprender
a oír un terna, una melodía, saber distinguirla con el oído, aislarla y delimitarla con su
vida propia; luego se requiere esfuerzo y buena voluntad para soportarla, a pesar de
que sea extraña, y tener paciencia con su aspecto y con su forma de expresarse,
además de ternura con lo que tiene de singular. Por último nos acostumbraremos a
ella, la esperaremos y la extrañaríamos si nos faltara. De ahora en más no dejará de
ejercer en nosotros su coacción y su encanto hasta convertirnos en sus amantes dóciles
y rendidos, que no conciben que haya nada en el mundo sino ella, ni desean otra cosa
que no sea ella. Esto no nos ocurre sólo con la música; es precisamente la forma en que
hemos aprendido a amar todo lo que ahora amamos. Siempre acabamos siendo
recompensados por nuestra buena voluntad, nuestra paciencia, nuestra equidad,
nuestra ternura hacia lo extraño, cuando lo extraño se va quitando el velo poco a poco
ante nosotros y acaba ofreciéndosenos como una belleza nueva e inefable. Es la forma
que tiene de agradecernos nuestra hospitalidad. Quien se ama a sí mismo habrá
llegado a ello por este camino, no hay otro. El amor debe también aprenderse.

La gaya ciencia. Libro cuarto. Fragmento 334.

Friedrich Nietzsche.

4 comentarios en “Hay que aprender a amar, Nietzsche.

    • Me alegra que te haya gustado, Úrsula. Yo también creo que en la vida todo requiere esfuerzo, salvo, quizás, la muerte, que viene sola. Este señor, además de un magnífico pensador, tenía la sensibilidad de un poeta.

      Feliz fin de semana para ti también ^^

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