El esguince mental

En algún lugar que no ocupaba espacio, podría ser la imaginación de alguien o un sueño anónimo, o quizá un deseo que a algún tipo se le fue de las manos. Sea como sea, en este lugar sin ubicación ni tiempo ciertos entes dotados de voluntad y lenguaje se comunicaban. O lo intentaban.

Como en realidad no estaban en ninguna parte, se sabe que el narrador, que soy yo, tiene licencia absoluta para inventarse lo que quiera siempre en beneficio de la historia. Así que allá vamos.

Dos tipos estaban sentados en un mismo sofá, en una habitación minúscula. Tan apretados que cuando uno movía aunque fuera un dedo hacía que el de al lado se agitase. Por ello estaban casi inmóviles. Hacía frío y cuando hablaban nubecillas de vapor salían de sus bocas.

-No veas qué frío ¿no? –dijo el de la izquierda, tembló y casi tiró al otro del sofá.

-Ten cuidado hombre. Por cierto ¿quién eres tú?

-Pues no lo sé la verdad, de repente estaba aquí y… joder qué frío. ¿Y quién eres tú?

-Si te molesta el frío díselo al narrador, podría habernos puesto en Cancún, tomando el Sol y bebiendo piña colada pero imagino que debe ser un poco sádico. Y lo siento, pero tampoco sé bien quién soy. Ya se irá desvelando.

-¿Qué quieres decir con eso de desvelando?

-¿Tú eres nuevo no?

-Supongo que sí, no recuerdo nada antes de esto.

– Qué suerte la mía. Siempre me tocan novatos. Mira, tanto tú como yo somos ideas, existimos de momento porque alguien nos está imaginando. Y eso es, cuando dejen de imaginarnos o resuelvan su embrollo mental ¡plaf! Dejaremos de existir.

-¿Y qué se supone que tenemos que hacer?

-Deberíamos tener un guion cada uno y defender posturas enfrentadas, lo que pasa es que el sindicato Fantasía ha metido mano en el asunto, hay, digamos, enfrentamientos entre patronal y trabajadores. De momento solo podemos esperar.

Entonces los dos tipos se quedaron en silencio mirando el vacío. Y por la ventana, que estaba abierta entró una avispa zumbando…

-¡Como una avispa zumbando! Mire señor narrador, se está pasando, eso no encaja, es invierno demonios, si una avispa intentara volar con este frío se congelaría en dos segundos.

…Parecía una avispa, pero en realidad era una granada de mano y fue a caer en el centro de la habitación. Mientras los tipos la miraban preparándose para morir vieron que aún tenía puesta la anilla.

-Mire usted, si vuelve a darme otro susto así le juro que renuncio.

-Oye ¿esto es normal? Este narrador quiere liquidarnos.

-Silencio novato, hay huelga de narradores, a saber de dónde carajo habrán sacado a este. Es la última vez que lo llaman, eso seguro.

En ese momento un par de folios cayeron en las manos de los dos tipos, el título decía “guión”.

-Por fin, a ver si acabamos con esto de una vez. Sigue tu papel y date prisa antes que este narrador bromista haga de las suyas.

Después de más de tres horas discutiendo y tras algunas jocosas pausas en las que hice que les atacaran pollos rabiosos con armadura por fin los dos tipos llegaron a un acuerdo. Y en alguna parte del mundo algún humano tomó una decisión.

Y saben qué les digo, que hoy me jubilo, y con el sueldo de narrador no da ni para pipas, así que para la ridícula pensión que me va a quedar me he permitido reírme un poco del sistema. Que les den.

-Bobo, llevamos tres horas aquí ¿vamos a ir a pillar al Huelin o a La Palma?

-Joder chiquillo, que he tenido un esguince mental, ojú. Creo que será mejor ir a La Palma.

-Venga vale, y así saludamos al Tirita.

-Oye ¿tú sabes qué es la cuarta pared?

-No, ni idea.

-Pues yo tampoco.

 

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s