Recuerdo cuando dijiste que, a ciertas cosas, como a la verdad, al arte o a la belleza, uno debe aproximarse de forma lateral, por vías más o menos indirectas, más o menos oblicuas. Mientras me lo contabas paseábamos por Kalpa, el imperio más grande que jamás existió. Quizá la muerte, escondida entre los pliegues del papel, te escuchaba, Angélica, y quiso tener la delicadeza de acercarse con cierta demora. Ahora la noche ha caído, el atardecer se evaporó; pero, diseminados por diferentes lugares, hay tipos como yo, en cuyo recuerdo y cariño tu corazón sigue latiendo, vivo.
También viene a mi memoria eso que decías: Los hombres no piensan, reproducen pensamientos ya creados por otros, y cuando alguno lo hace, normalmente lo toman por loco o lo matan. Son palabras dignas de reflexión.
En pequeños rincones de polvorientas librerías, de antiguas bibliotecas y al fondo de ciertas estanterías, sigue manando tu magia, sigue fluyendo la maravilla que producen tus historias: solo hay que pararse y leer. Y uno puede estar contigo en esa habitación que tú misma imaginaste, la cual contiene el Universo, ese Aleph expandido, y en la que puede saborearse el mismo infinito.
No creo ser atrevido si, además del mío, te ofrezco el agradecimiento de todos los soñadores, creo que estarían de acuerdo si te conocieran.
Polvo al polvo, Angélica, quizá ese cuerpo inanimado no produzca más sueños, pero tu imaginación y tu fantasía siguen retozando en praderas color violeta, en lejanos mundos. Descansa en ellas, reposa en su dulzura, dama onírica, y cierra los ojos entre la visión y la caricia de las más hermosas jubeas en flor.
En memoria de Angélica Gorodisher.
Qué letras más bonitas, más dulces y más cautivadoras.
Hace poco leí que ya con siete años prefería los libros a las muñecas.
Me ha encantado tu entrada, es un homenaje precioso y leeré sin duda alguno de sus libros. Un abrazo, Daniel 🙂
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Gracias, Úrsula, por tus palabras. No son libros fáciles de conseguir, pero si encuentras alguno espero que te guste. A Angélica le justaba jugar, no era muy amiga, diría yo, de lo establecido. Experimentaba tanto con el lenguaje como con las estructuras o temáticas, por eso puede hacerse difícil al principio. Sea como sea, sacudió mi mente adolescente y siempre le tendré un cariño especial.
Un abrazo ^^
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Kalpa Imperial. Que buen recuerdo me trae. Uno de los libros inolvidables de mi juventud.
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Es toda una experiencia: sabiduría y estilo finamente destilados.
Gracias por tu comentario ^^
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