Ocurre a veces que, entre la gris monotonía del día a día, se cuela un rayo de luz inesperado. Una claridad que se nos pega al corazón y nos alegra por mucho tiempo, una claridad que quizá nos hace ser personas un poco mejores.

A veces no se necesita más que contemplar un acto hermoso, un acto de humanidad y ternura, y es como contemplar abrirse una flor. Permítanme exponer un recuerdo muy querido, tiene sus años pero aún me emociona.

Eran los tiempos de las descargas tipo screener, cuando la gente grababa las pelis en el cine. Yo había descargado Wall-E, la peli de Disney del pequeño robot, cuya primera y mayor parte del metraje no tiene diálogo de ningún tipo. En el archivo que descargué la persona que grababa tenía sentada delante a una madre y a su hijo, durante toda la película se escuchaban claramente las preguntas del niño y las respuestas de su madre.

Quizá a una persona con una infancia diferente algo así solo despierte una sonrisa, pero a mí me hizo emocionarme hasta el borde de las lágrimas. La paciencia y la dulzura de la madre, la inocencia calmada del niño, sus tonos de voz, sus pausas: todo aquello era una oda a la ternura y al amor. Y escuchándolos pensé que las buenas personas hacen más valioso el mundo y, también, a todos nosotros, que somos parte de él.

Esa gente de dignidad indestructible, que hacen las cosas como se debe solo porque es lo correcto. Personas llenas de humanidad y comprensión, que tienen empatía con cualquiera… Esa gente justifica que yo (y quizá usted) estemos aquí haciendo el idiota, eso es así. Pero hay algo más hermoso en todo ello, algo aún mejor, y es que yo (y quizá usted) también podemos protagonizar esas historias. Podemos conducirnos con amabilidad y tolerancia, ponernos en el lugar del otro, tener paciencia con los demás. Nosotros también podemos hacerlo.

Y quizá alguien, algún día nos contemple mientras somos gentiles con otra persona; y es posible que una sonrisa le baile en la cara durante días y que, en su gris monotonía, entre un rayo de luz.

De nuestra luz.